A raíz del intento de dejar sin cargo al profesor Otegui y de eliminar el laboratorio donde trabaja el profesor Sanjuan -dos iniciativas de las autoridades que fueron frustradas por la presión estudiantil-, queremos compartir algunos pensamientos.
1. La casa se reserva el derecho de admisión (o sobre la transparencia en los concursos)
En primer lugar nos parece que la lógica de designaciones de cargos a dedo y de concursos truchos es casi una constante en la facultad, que explicaría en parte el deterioro de nuestra formación y la permanencia de quienes dirigen la facultad a lo largo del tiempo (los consejeros eligen a los profesores titulares de su partido, que eligen a los consejeros de su partido, que eligen a los titulares de su partido, etc.). Pero, y fundamentalmente, nos parece que el criterio de selección explícito en los concursos es de por sí negativo para la selección de docentes idóneos. La cantidad de papers producidos, de trabajos de investigación llevados adelante, la formación en el exterior, son elementos que no necesariamente aportan a que en las aulas se produzca un hecho pedagógico. A menudo quienes más acceso tienen a los circuitos de validación académica son quienes han aceptados las reglas del juego: no cuestionar, acomodarse a las líneas de investigación propuestas por la industria farmacéutica. Al mismo tiempo, creemos que muchas de las cosas que los estudiantes valoramos en profesores como Sanjuan u Otegui, no se pueden medir con los criterios que marca el Consejo Directivo. El video que produjeron algunos estudiantes sobre Otegui y las expresiones de sus estudiantes hablan de cosas que no evalúa la academia: pensamiento crítico, trabajo en equipo, herramientas pedagógicas para generar interés y motivación. En definitiva, creemos que sí hace falta transparencia en los concursos, pero en el marco de una revisión completa de los criterios de selección y de los objetivos de la enseñanza. De otro modo, docentes como los que mencionábamos serán siempre una excepción, porque lo que valora la academia es otra cosa.
2. A working class heroe is something to be? (o sobre porqué la docencia también es un trabajo)
Entendemos que en el inmenso edificio de la facultad hay muchas cosas de las que no se habla. No obstante nos parece preocupante el silencio de casi la totalidad del cuerpo docente y de sus representaciones gremiales, frente al intento de dejar sin cargo a un docente con muchos años de trabajo en la facultad. Creemos que lo esencial de este conflicto es que ningún docente tiene que ser despedido o perseguido por cuestiones ideológicas. La facilidad para dejar a un docente sin su trabajo habla de la precariedad de las condiciones laborales en Cs. Médicas, que también repercute en nuestra enseñanza. Por eso nos parece importante reconocer que hay un puñado de docentes que estuvieron con Otegui. Que estuvieron significa que le pusieron el cuerpo, no sólo la palabra. Que estuvieron significa que fueron al Consejo Directivo cuando hubo que ir para impedir que lo echaran, porque así fue como logramos que al día de hoy conserve su cargo. ¿Dónde estuvieron el resto de los docentes mientras intentaban echar a un compañero suyo? Creemos que esta falta de solidaridad entre otras cosas podría deberse a que una parte de los docentes no se consideran trabajadores, de modo que no sienten que tengan derechos que defender y se piensan individualmente. Lo mismo pasa entre los médicos -por la historia de ambas profesiones-, lo que nos deja en una situación de gran vulnerabilidad en una época en que la medicina es cada vez menos una profesión liberal, y cada vez más un trabajo precarizado.
3. Participación estudiantil
En el caso de Otegui como en el de Sanjuan, la capacidad de frenar la persecución política estuvo dada por el masivo interés que manifestamos los estudiantes y algunos docentes ante los hechos, y por la considerable cantidad que además y en la medida de nuestras posibilidades, «le pusimos el cuerpo» participando de reuniones o yendo al Consejo Directivo.
Queremos hacer notar que mientras que en las elecciones gana una agrupación que defiende a la gestión y no cuestiona la actual precariedad de nuestra formación -o incluso quiere profundizarla recortando materias y persiguiendo docentes críticos-, cuando los estudiantes nos reunimos, debatimos y activamos para defender la educación pública, se da inevitablemente el enfrentamiento con esa gestión. O por decirlo de otro modo: no hay estudiantes que se junten a discutir sobre la facultad y la carrera y que al mismo tiempo apoyen al NEM, no hay estudiantes que se reúnan para defender a un profesor perseguido y que al mismo tiempo apoyen a Provenzano. La movilización se produjo porque eran dos profesores conocidos y queridos sí, pero sobre todo porque hay un entramado débil pero presente de algunas cursadas y algunas experiencias extracurriculares donde se discute y se debate sobre lo que pasa en la facultad, donde se ejerce cotidianamente la participación de modo que cuando algo ocurre moverse y participar es lo esperable y no hacer nada sería lo impensable. Eso no se construye en un día ni en una semana de elecciones, y no se genera mágicamente con comunicados y consignas.
Esta última cuestión es la que creemos que hay que militar, apuntando a construir instancias que lo permitan (asambleas, comisiones, revistas, seminarios, grupos de estudio, etc), con compromiso y a largo plazo para poder ver resultados que persistan en el tiempo. Por eso queremos hacer un llamado a quienes ya construyen de esta manera -fomentando el debate y la participación docente y estudiantil-, a fortalecer y potenciar entre sí los espacios o experiencias que ya existen, y a construir juntos, la unidad necesaria para otro proyecto de facultad.
